Ya comenzaron las clases y yo regresé a la rutina de dar tutorías a mis chicos. No es un trabajo fácil, pero sorpresivamente los niños estaban emocionados del regreso a clases; así que fue llevadero.
Quizás era por el hecho de que era la primera semana de clases lo cuál podría explicar el por qué sus agendas estaban escritas con todas las tareas que tenían que hacer, o el porque todos sus papeles estaban bien organizados dentro de sus carpetas o grapados en cada una de sus coloridas libretas. En la primera semana de clase no hay muchas tareas sin embargo, todo puede cambiar. Lo bueno de esto es que los chicos tienen mucho tiempo libre para jugar o ver una película.
¡Ah, sí! Ya llegó la luz a la casa donde trabajo por lo tanto, los cuartos están a una temperatura bastante fría y ya no escuchamos el ruido constante de la planta eléctrica. Eso sí, algunas cosas nunca cambian tales como las peleas, los gritos y las risas que sacan debido a esos momentos tan peculiares y aveces difíciles de entender para un adulto.
En fin, hoy comienzo la segunda semana de clases dónde es muy probable que me tope con alguno de estos escenarios o inclusive me tope con algunos supuestos comentarios de odio hacia mi persona por querer que ellos hagan sus asignaciones. Pero es normal pues después de todo son niños que no les gusta hacer sus tareas para así cumplir su "rol", de aprender todo lo que puedan mientras yo me gano la vida al brindarles algo de ayuda.
Pero nada, veremos como transcurren los días. Semana #2, ¡Aquí vamos!
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