El viaje ha sido largo.
No he escrito en estas últimas semanas sin embargo, no significa que he olvidado todo lo relacionado a lo que es "De todo un poco". en esta ocasión quiero escribir mi última parte de esta crónica. Sí, es la última parte pues logré conseguir un empleo a tiempo completo dentro de una compañía dedicada a la construcción. Pero ese es otro tema que tal vez podría ser el foco de mi nueva mini serie de escritos.
El tema de hoy se enfoca en lo que fueron mis últimas semanas como tutora.
Para principios de este mes, mi grupo de estudiantes a los que tenía que brindarle tutorías aumentó gradualmente. Estaba en un punto que atendía de 6 a 7 niños de diferentes grados en un periodo de dos horas. ¿Me quejaba? No pues los chicos eran pequeños y muy adorables. Ellos siempre tenían diferentes tareas de muy poco grado de dificultad y llegaba el puto que se sabía de ante mano la agenda de la semana.
De mi grupo solo había un estudiante que era de otro colegio y cursaba el quinto grado. Este estudiante era muy inteligente y aveces algo distraído sin embargo, siempre tenía demasiadas tareas para un solo día. Lo bueno de esto era que era autodidacta y hacía las tareas mientras trabajaba con los niños más pequeños.
También uno de mis chicos se tuvo que ir de la escuela pues se iba a vivir fuera del país. Todo fue bien rápido pues todo pasó por debajo de la mesa y no hubo tiempo para despedidas. Pero luego de su partida llegó otro niño al grupo que no entendía mucho de español. Lo hablaba pero no sabía leer ni escribirlo bien.
Lo mismo pasó con una de las chicas del grupo. Ella no era nueva sin embargo, luego de varios meses ayudándola a estudiar sus padres confirmaron mis sospechas y llegaron a la conclusión de que ella tenía problemas de escritura. En fin, cada chico que ayudé con los estudios es un mundo.
Nada dura para siempre y luego de una oferta de trabajo que recibí de la nada hizo que mi tiempo como tutora llegar a su fin. La vida está llena de cambios y creo que este es uno de ellos sin importar si es para bien o para mal. Extrañaré las ocurrencias de todos los niños, en especial esos momentos en que sacábamos un rato para despejar la mente en un juego en lo que sus padres los recogían.
Esto no significa que me olvide por completo de ellos. Quién sabe si luego de algún tiempo tendré que volver a dar tutorías, quizás estén más grandes y no estén allí. O quizás sigan ahí y hasta me recuerden. No se, me duele un poco el no poder haber tenido el tiempo para despedirme de ellos. Pero las cosas pasan por una razón y esperemos que sea para bien.
Ha sido un buen viaje a pesar de todo.
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