Han pasado muchas cosas desde mi último vómito, una de ellas es que me llegó la luz. Sí, es enserio. Luego de casi cinco meses del embate de los huracanes Irma y María, por fin me llegó la luz. Quisiera celebrarlo a los cuatro vientos, pero por más que quiera no puedo hacerlo.
¿Por qué rayos? Porque todavía hay muchas personas dentro y fuera del área metropolitana que carecen de este servicio. Sin embargo, hay un detalle que es necesario hablar. La falta de control en las calles.
Con esto no solo estoy hablando de la criminalidad que últimamente está fuera de control, sino de la falta de sincronización que hay en los semáforos de todas las carreteras del país. Esto ocurre por las siguientes razones: o el área donde están los semáforos no tiene electricidad o si la tiene, está configurada de tal manera que ocasionan una congestión en el tránsito a toda hora.
La falta de atención por parte del gobierno a este problema ha terminado en un aumento de accidentes de tránsito. Lamentablemente ha sido tanto el tiempo que la gente ha transitado de esta manera, que cuando finalmente la electricidad se restablece en el lugar es como si no estuviera. La gente se acostumbra al hecho de que no se ha arreglado el semáforo y simplemente ignora la existencia de este artefacto.
Esta situación se complica con la falta de policías pertenecientes a la división de tránsito. Hay ocasiones en que la gente por mala voluntad transitan como los locos en la calle, sin importar el accidente que puedan causar. Esto resulta en situaciones que pueden ser de simples malos ratos entre las personas hasta un accidente que puede costarle la vida a un inocente.
Entiendo que la situación tanto económica como social en Puerto Rico está saliéndose de control, pero creo que es imperativo poner un control en las carreteras del país.
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