Nunca había votado. Desde muy pequeña me preguntaba cuál era el afán por salir y visitar la escuelita del barrio una vez en noviembre; cada cuatro años. Pero a medida que crecía y estudiaba iba comprendiendo el significado que muchas personas le daban a ese día en particular.
Fue entonces cuando me tocó ejercer mi primer voto el pasado martes, 8 de noviembre de 2016. Día que además de celebrarse las elecciones en Puerto Rico, se celebraban las elecciones a la presidencia de los Estados Unidos. Y dentro de todo el ruido de las campañas políticas, el menú de candidatos, los recursos tecnológicos, las largas filas y aquellos "cuchicheos", que se llegaron a escuchar, sentí y me pregunté muchas cosas cuando llegó el momento de marcar la papeleta. ¿Qué es lo que espero lograr con esta acción? ¿Qué es lo que todos esperan de mí? Ahí comprendí que no se trataba de marcar un simple papel bajo una insignia o al lado de una persona. Se trataba del futuro de aquellas generaciones que crecerán en mi pueblo, que se sentarán en el mismo pupitre donde yo estuve y que leerán el mismo material que una vez me enseñaron. Se trataba de aplicar todo ese conocimiento aprendido en el salón de clases en una sola acción. Y así lo hice. Pero el resultado, como en otras ocasiones le ha pasado a muchas otras personas, no fue el esperado. Ese fue el resultado que dio paso a que vinieran las culpas.
Pero vayamos por un momento al plano internacional. A medida que entraba la noche se daban a conocer los resultados de las elecciones presidenciales, en las que ubicaban en la delantera al candidato (y ahora presidente) por el partido republicano, Donald Trump. Algunos estados tales como Florida, Georgia, Ohio, Iowa, entre otros fueron claves para que Trump ganara la contienda electoral sobre su rival por el partido demócrata, Hillary Clinton. Pero más allá de los resultados, ¿Qué representan estas elecciones para las personas?
Representan el reflejo de todos los problemas sociales que siempre habían existido en los Estados Unidos y que ahora han salido a la luz pública de manera muy evidente. Es aquella cultura de odio y miedo a lo desconocido que sobrevivió el paso de generaciones y que ahora pone en entredicho todos los movimientos y discursos en pro de los derechos civiles, que personas como Martin Luther King Jr. y Malcolm X llevaron a cabo. Eran marchas y discursos que ejercieron presión en las administraciones pasadas para que realizaran un cambio a favor de las personas de raza negra. Eran acciones significativas que fueron ignoradas durante el proceso electoral. También representa aquél odio hacia lo distinto que siempre convivía silenciosamente entre los millones de habitantes y que tomó fuerzas con los resultados de éstas pasadas elecciones. Pero más que nada, significa un retroceso y división de una población por motivos de raza, género, clases sociales, idiomas, religión, lugar de origen, preferencias sexuales, etc.
Pero volviendo a nuestra isla, ¿Qué significado tienen nuestras ya pasadas elecciones?
La falta de educación. Aquella que muchas personas siempre me han exigido desde niña y que apliqué al momento de decidir qué era lo mejor para el país. También significa aquella ignorancia que muchas generaciones emplearon maravillosamente para obviar todos los problemas que nos aquejan como país. Añádanle la desigualdad social con la que se vive cada día por motivos de género, preferencia sexual, clase social, entre otros; aunque de manera sigilosa.
Y viendo estos resultados uno se pregunta, ¿Cómo me pueden exigir que tenga un nivel de educación alto y que trabaje por mis cosas, si la figura máxima electa para representar a Puerto Rico, es todo lo contrario a lo que me pidieron a que aspirara a ser? En especial cuando el proceso para que se dieran estos resultados, fueron unos llenos de irregularidades y ocurridos a plena luz del día. Esta es una de aquellas preguntas a las que por el momento no les hallo respuesta.
En fin, solo tengo claro que el triunfo de estos procesos democráticos no fue dado a uno de los muchos "bandos", o "partidos". Al final, fueron la ignorancia, la falta de identidad, desigualdad y respeto los que se abrieron paso durante estas elecciones, desenmascarando todos los problemas y tabúes del pasado. ¿Qué vendrá después? No lo sé, pero ¿Qué nos queda por hacer? Sobrevivir, leer, educarse, estudiar, luchar, trabajar, escribir...
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